La película tiene una premisa increíblemente fuerte (la historia real de Uzma Ahmed), pero comete el error de centrar demasiado la narrativa en el diplomático (el hombre), relegando a la mujer víctima a un segundo plano. Esto diluye el potencial de la historia como un verdadero drama humano y feminista. La dirección es competente y evita el melodrama fácil, pero se siente como una oportunidad perdida para darle más peso al personaje de Sadia Khateeb. Aun así, como drama de repatriación es sólido y te mantiene al borde del asiento. |