Cuando vi The Pitt, me sorprendió lo realista e intensa que es. Desde el primer episodio, la serie te sumerge en el caos de una sala de emergencias, sin filtros ni adornos innecesarios. Cada episodio representa una hora dentro de un turno de 15 horas, lo que hace que la experiencia sea inmersiva y te haga sentir la presión y la adrenalina que viven los médicos en tiempo real.
Lo que más me gustó fue la actuación de Noah Wyle como el Dr. Robby. Su personaje es complejo, marcado por experiencias traumáticas durante la pandemia, y se nota en cada decisión que toma y en su manera de interactuar con sus colegas. También me pareció interesante cómo la serie aborda la falta de recursos en el sistema de salud y los dilemas éticos con los que los médicos lidian a diario.
Los personajes secundarios no se quedan atrás. Cada uno tiene su propia historia y conflictos, lo que hace que no se sientan como simples rellenos. Me gustó especialmente el desarrollo de la Dra. Cassie McKay, que rompe con los estereotipos de los residentes jóvenes al empezar su formación médica a los 42 años.
Otro punto fuerte es la autenticidad. Se nota que los creadores se esforzaron en representar de manera precisa los procedimientos médicos y las emociones de los trabajadores de la salud. A diferencia de otros dramas médicos que exageran los momentos de acción o romantizan demasiado el ambiente hospitalario, The Pitt se siente cruda y real.
En definitiva, The Pitt es una serie que vale la pena ver. No solo por sus actuaciones sólidas y su narrativa bien construida, sino porque logra capturar de manera honesta lo que significa ser médico en un ambiente de emergencia.