El recién elegido Presidente Mandela es consciente de que su nación sigue estando dividida tanto racialmente como económicamente debido a las secuelas del apartheid. Creyendo que puede unir a su pueblo a través del lenguaje universal del deporte, Mandela apoya al desamparado equipo de rugby de Sudáfrica cuando, con pocas probabilidades, participa en el Campeonato Mundial de 1995. |