Todo hacía pensar que esta tercera película basada en el libro de Tolkien iba a ser la más interesante y épica, dado que los desenlaces y las grandes batallas iban a tener lugar en ella. Sin embargo no resulta completamente satisfactoria dado que todo lo que el acomodado Peter Jackson nos ofrece nos suena a repetitivo, a ya visto en la trilogía original del Señor de los Anillos. Sí, la batalla final es una espectacular exhibición de efectos especiales pero al cabo de unos minutos ese amasijo excesivo de elfos, enanos, humanos y orcos acaba resultando confuso e incluso puede haber quien desconecte de la película por falta de interés en como se desarrolla. Probablemente lo más interesante y conseguido sea la evolución de Thorin a pesar de la discutible escena que Jackson utiliza para justificar su cambio de mentalidad. Para mí estamos ante la película menos conseguida de una trilogía ya de por sí con bastantes deficiencias (si la comparas con la original) y a todas luces excesivamente alargada.