Una rareza cinematográfica que trata del amor de dos mujeres de mediana edad artistas y lesbianas de Sudamérica. Un tema a priori atractivo por lo novedoso pero narrado de forma bastante discreta. Lo mejor de la función es la Bishop de Miranda Otto, brillante, aunque justo es reconocer también la eficaz composición de Gloria Pires que, por momentos, resulta conmovedora. Hay que reconocer también el acierto de Barreto al conseguir generar empatía hacía dos personajes en cierto modo detestables: la una alcohólica y amargada, la otra consentida e infantil. Pasable. |