En 1997 tenía 21 años Ronaldo Nazario, el mejor futbolista del planeta y destinado a convertirse en un grande de todos los tiempos. Sin embargo, solo un año después, todo era sombrío. Primero fue culpado por la derrota de Brasil en la final de la Copa del Mundo ante Francia, luego sufrió lesiones consecutivas que amenazaron con poner fin a su carrera en su mejor momento.