Al igual que en los dos filmes anteriores de Derek Cianfrance aquí el tema subyacente es el sentimiento de culpa que afecta a una profunda relación sentimental. Un faro solitario alberga a dos solitarios enamorados y torturados por dos abortos involuntarios. Aquí la tendencia hacia lo lacrimógeno resulta casi forzada, componiendo cada escena como si fuese lo más triste jamás rodado. Y si bien la parte de drama resulta soportable, gracias sobre todo a las excelentes interpretaciones de dos actores en la cima de sus carreras artísticas - Michael Fassbender y Alicia Vikander - la parte final con el intento de entender el sentimiento de culpa de Tom acaba haciendo naufragar a la película. Resumiendo: un intento fracasado de crear un drama clásico. |