Críticas de la prensa de UN GOLPE CON ESTILO

Es como la comida que se sirve en un centro de ancianos — dulce, almidonada, sin gracia e insatisfactoria (...) Hay algo nostálgico en ver a estas viejas estrellas en la pantalla otra vez

Una comedia tan bienintencionada y rutinaria como, admitámoslo, encantadora. Brillante en su calculada lentitud

Tiene la suficiente delicadeza y le deja el suficiente espacio a estos tres grandes señores como para dejar un buen sabor.

Lo mejor es que se trata de evitar el subrayado emotivo (digamos el “componente sandrinesco” inherente a estas ficciones) y que los chistes están bien dichos. Film-museo de la amabilidad de otrora.

Hay momentos en que Braff y Melfi muestran la oscuridad de un mundo que ignora a la gente mayor haciéndola invisible. Pero esta nueva versión de 'Going in Style' (...) pierde contacto con la realidad.

La película, aunque sólo ofrece el carisma de sus protagonistas como garantía, es un trabajo efectivo para un público sin altas expectativas o exigencias.

Michael Caine y Morgan Freeman no van a ninguna parte en esta comedia benignamente aburrida

A pesar del trío de estrellas y la broma inusual que despliega, 'Going In Style' no coge el ritmo de una comedia criminal amable

Tiene algún instante hilarante (...) pero su gran fallo, además del esquemático desarrollo, es el dibujo de personajes

Decir que los talentos de sus intérpretes son echados a perder es quedarse corto: tres muñecos hinchables podrían protagonizar la película y nada cambiaría.

La película es un mejunje que te hace sentir bien: no es una mala manera de gastar 96 minutos, pero no es una experiencia de entretenimiento que alguien vaya a recordar en 38 años, o quizás la próxima semana. 

El encanto natural y saber estar de Michael Caine, Morgan Freeman y especialmente Alan Arkin mantiene las cosas agradables, pero no es suficiente para salvar la mezcla torpe de brochazos cómicos y comentarios superficiales 

Siempre viene bien una comedia agradable, libre de impuestos, y eso es lo que precisamente da la traviesa película 'Going in Style'. 

¿Qué está haciendo Zach Braff detrás de la cámara en la comedia de señores mayores 'Going In Style'? 

'Going in Style' sólo intenta robarte una sonrisa y, en ese sentido, lo consigue. Hay otras películas más profundas, con mayor complejidad moral, pero esto es simplemente un abrazo del abuelo. 

Un guiso perezoso de gags cutres de abuelos y sentimentalismo masticado. 

Quizás no sea una ofensa federal, pero sí un delito menor (...) Usa a sus talentosos veteranos para disfrazar lo aburridos, inverosímiles y sentimentaloides que se vuelven los sucesos 

'Going In Style' se desarrolla suavemente incluso si lo único que consigue es robar el tiempo a la audiencia. 

Se ve con soltura y simpatía. Quizá con demasiado azúcar, pero también con una cierta retranca 

Caine, que hace todo casi de taquito desde hace un tiempo, (...) Arkin y Morgan Freeman (...) no sacan el pecho ni el cuerpo a los diálogos y momentos que los dejan mal parados. (...) pero es ciertamente entretenida. 

Los lugares comunes de la autoparodia y los límites creativos de este subgénero son evidentes, pero en defensa de esta historia (...) hay que decir que la fórmula funciona bastante mejor que en productos recientes. 

Un film absolutamente rutinario y, por momentos, incluso poco agraciado, el combo Caine-Freeman-Arkin levanta la puntería un puntito gracias (...) su mera presencia y la voluntad con la cual encararon el proyecto. 

La química entre los actores y la presencia de los mismos en casi todo el metraje, es otro punto a favor de un filme que se disfruta de principio a fin. 

Lo que hay en la superficie es la fórmula y lo predecible, y el oficio de tres actorazos (...) Lo que queda en el fondo, por otro lado, es una crítica al mercado y al capitalismo salvaje, y eso no lo dice cualquiera. 

'Un golpe con estilo no regresará el nombre Zach Braff a nuestro vocabulario cinéfilo cotidiano. Al menos nos recordará su talento. Aunque es difícil restarle puntos, se evapora en la memoria a unos días de verla. 

Braff, director de cierta inteligencia, se toma su tiempo para hacer diversos comentarios bastante ácidos, que funcionan como irónica visión sobre el reciente cambio de régimen en Estados Unidos. (...) Divertida y sensible. 

Con semejante elenco esta comedia daba para más, y quizá el quid de la cuestión es que antes que interpretar personajes, tanto Caine como Freeman y Arkin hacen de ellos mismos. 

Un final optimista, barre aspectos críticos y mordaces. Obras como esta, necesitan de las sutilezas de un Billy Wilder.