Lindolfo Chaves es presidente de una tabacalera con sede en La Habana y también presidente de la Liga Pro Restauración de la Moral y la Virtud, pero en privado es un libertino incorregible hasta que, tras realizarle un reconocimiento médico tras una agitada noche. de fiesta, su médico de cabecera le diagnostica un soplo cardíaco por lo que le aconseja descansar en un lugar donde haya paz y tranquilidad, a lo que el empresario decide dirigirse a casa de su sobrino, el abogado Ruperto Chaves, quien vive en caracas
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