Tiene una premisa atractiva y un elenco talentoso, pero a veces parece no decidirse entre ser una comedia ligera o un drama profundo. Algunos episodios me parecieron un poco lentos, y ciertos personajes podrían haberse desarrollado más. Sin embargo, las escenas de baile y la ambientación en París y Nueva York le dan un encanto especial. Vale la pena verla, pero con expectativas moderadas.
La química entre Luke Kirby y Charlotte Gainsbourg es palpable, y las secuencias de baile son simplemente hipnotizantes. Se nota el amor y respeto por el mundo del ballet en cada escena. Para los que disfrutamos de las series con profundidad emocional y estética cuidada, esta es una imperdible.
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