La Academia de los Óscar lo dejó sin su estatuilla hasta en tres ocasiones en las que fue nominado como mejor actor, un más que merecido premio que finalmente recibió a título honorífico en el año 1996.
Existe una competición soterrada entre dos grandes estrellas de la misma generación, Leonardo DiCaprio y Joaquin Phoenix, por impulsar su carrera al olimpo cinematográfico con una segunda estuilla dorada.