Berlín, 1956. Faltan cinco años para la construcción del muro. Un grupo de estudiantes alemanes decide mostrar su solidaridad con las víctimas de la Revolución Húngara de 1956 con un minuto de silencio durante las clases.
Buenas interpretaciones y voluntarioso ejercicio de corrección narrativa como soporte de esta letra pequeña de la historia que se erige en elocuente retrato de una época siniestra
Quizá Kraume debería haber contenido el tono del segundo y tercer tramo, pero su moraleja, cuánto de egoísta y cruel fue el sueño de la dictadura del proletariado, pone los pelos de punta.